Un discurso de cambio para el cambio
definitivo
Humano, cercano y definitivamente atípico,
describe a la perfección el discurso del mandatario Luis Abinader, quien no
solo habló de los logros en dos años de gestión gubernamental, sino que también
reconoció los errores cometidos, responsabilizándose por ellos. Más luces que
sombras, así se podría resumir el recorrido en este segundo año, luego de
enfrentar un país problematizado hasta el cuello, cuando asumió la Presidencia
de la República.
Por Claudia Fernández
“Cada día recuerdo por qué
y para qué estoy aquí. Y siento la responsabilidad histórica que ustedes me han
dado en estos tiempos difíciles”. Estas palabras muestran a un presidente
humano, que valora sus aciertos y también reconoce sus fallos, la sencillez y facilidad
de palabra, muestran otra faceta, la del hombre al que el poder no ha ensoberbecido.
La recuperación económica como
hecho tangible, es una realidad que nadie puede discutirle, máxime si se toma
en cuenta que, al asumir el poder, el país estaba inmerso en la pandemia del COVID-19,
pero también se encontraba de lleno con una corrupción de años y más años, en
los que el imperio de los más fuertes, es decir, poderosos funcionarios, se enriquecieron
a costa de las arcas del Estado, del dinero del pueblo.
Un país a la deriva, como
barco sin timón, fue lo que tocó al presidente Abinader, quien, con
responsabilidad, buen ánimo y a despecho de lo que muchos pensaron, retomó el
buen sendero y como experto capitán, llevó el buque a puerto y buen recaudo,
como dicen los marinos.
Una estrategia en la que se invirtieron grandes recursos, para
que la población tomara conciencia de la importancia de la vacuna, fue el
principio de un plan de vacunación en masa sin costo alguno para las personas
dio como resultado un impresionante cambio a nivel nacional, llevando los índices
de letalidad por COVID-19 a los niveles más bajos en toda América Latina y
otros países mucho más desarrollados que el nuestro, y ciertamente dio
resultados.
En palabras del presidente, “pudimos desplegar el mayor plan de
prevención y ataque contra el virus que ningún país de Latinoamérica ha podido
trazar y ejecutar. Invertimos desde el primer minuto todo el dinero necesario
para atender las necesidades de la salud y también para aseguramos una variedad
y cantidad de vacunas que pocos países en el mundo tienen”, expresó.
Con marcada satisfacción manifestó, “que nuestro país ha cambiado,
especialmente en algunas áreas, es ya un hecho. Y el cambio también consiste en
explicar lo mucho que hemos logrado y en reconocer con honestidad lo que aún no
hemos podido conseguir, explicando las razones”.
La recuperación económica como
hecho cierto y tangible es otra de las conquistas que mencionó la primera
figura de la nación, en áreas como el turismo, zonas francas, la industria
nacional compite en calidad con otros países, la agricultura ha sido
revitalizada y la sobreproducción de algunos rubros, constituyen la mejor
muestra.
En cuanto a obras que
impulsaran aun mas el desarrollo nacional, mencionó el proyecto Pedernales, que
dará nuevo ímpetu a la lejana provincia del Sur, el puerto de Cabo Rojo, el proyecto
de Manzanillo en Montecristi, en donde se construirá la mayor planta de generación
eléctrica del país, el proyecto Bergantín en Puerto Plata, que dinamizará todos
los sectores de esta pujante localidad turística, fueron algunos de los
proyectos mencionados por Abinader.
La generación de energía solar,
aérea, fotovoltaica y otros medios no tradicionales ya ha sido puesta en marcha
en distintos puntos de la geografía nacional.
Pero no todo fue ejecutorias, también reconoció los
yerros cometidos en este tiempo de gestión, como la solución a un problema que
lleva décadas sin ser solucionado, la generación de energía eléctrica, y otros
campos en los que reconoció, no se ha actuado con la rapidez que espera y
demanda una población cada vez mas pendiente de las ejecutorias gubernamentales.
En fin, un discurso del cambio para un cambio definitivo.
El despegue y despertar de una nación hacia la internacionalización efectiva de
sus recursos y potencialidades. Una alocución sin desperdicios en los que las
luces se impusieron a las sombras, eso fue el discurso a la nación del
presidente Luis Abinader en el salón Restauración del Gran Teatro del Cibao, en
Santiago de los Caballeros, cuna de la Restauración de la República y ciudad corazón
de la región cibaeña.