Algo huele podrido en…¿la ONU, o en Estados
Unidos y Canadá? Como siempre, nos dejan solos

La situación que vive el país que comparte la
isla en que vivimos, se torna cada día mas preocupante. El poder del Estado
haitiano en manos de grupos pandilleros, liderados por expolicías y militares,
es un tema que preocupa a la nación dominicana, que se ha visto envuelta en un
conflicto mediático en el que nada tiene que ver.

Por Claudia Fernández

SANTO DOMINGO.- La
problemática que vive día a día Haití afecta de manera directa a nuestro país,
ya que somos limítrofes. Con una frontera que va desde Montecristi a Pedernales,
pone en una situación difícil a República Dominicana, ya que las grandes
potencias, y el máximo organismo que compone las Naciones Unidas se limita a
hacer discursos y peor, a hacer exigencias al gobierno que preside Luis
Abinader.

Aunque el presidente ha dejado muy clara su postura
referente a Haití, no es menos cierto que nos dejan solos . en cuanto a la
Organización de Naciones Unidas, se ha mostrado muy tibia, por no decir fría,
frente al problema de un Estado fallido, sí se muestra muy dispuesta a hacer
exigencias. Por ejemplo, exigen que República Dominicana mantenga una ayuda que
inició a raíz del terremoto de enero de 2008, cuando gobernaba Leonel
Fernández, quien abrió fronteras y volcó recursos incalculables hacia la vecina
nación, mientas la población dominicana padecía toda clase de penurias.

Las cosas no terminan ahí. Pasan a mayores,
construcciones, ayudas económicas, entrada de nacionales haitianos sin ningún
tipo de rigor, dominaron esos años en los que la invasión pacífica se
constituyó en la norma. A su favor, puede argumentarse la situación que
atravesaba la nación vecina. Pero las cosas fueron más lejos, hasta el punto de
que hoy, ha sido necesario iniciar la construcción de un muro que controle la
entrada de ilegales.

A todo esto, se suma la situación de caos político,
social y económico de la vecina nación, que vive de las ayudas del exterior,
mientras un grupo de pandillas hace y deshace a su antojo. Pero nadie hace ni
dice nada.

Hace unas semanas, España y otros países de la ONU
propusieron la intervención al Estado haitiano, pero se prefirió discutir la
situación de Somalia, país africano que vive una situación de caos muy parecida
a la de Haití, descartando de plano cualquier tipo de programa dirigido a la
vecina nación, pero, eso sí, exigiendo a República Dominicana un tratamiento
especial a nacionales haitianos y sus descendientes, olvidando que en este país
también vivimos millones de seres humanos que vemos como el día a día, se
vuelve cada vez más difícil producto de la situación haitiana.

Al presidente Abinader y su gobierno, la comunidad
internacional lo ha dejado a su suerte. Más recientemente, Estados Unidos y
Canadá pretendieron erigirse en los campeones de la Bolita del Mundo, y
trazaron un plan para intervenir, que no invadir, la vecina nación, pero todo
quedó en veremos, pues, tanto Biden, presidente norteamericano, como Trudeau,
primer ministro de Canadá no pudieron ponerse de acuerdo en torno a quien iba a
dirigir la acción, pero eso sí, ambos países continúan enviando armas a Haití,
sin saber el destino final de estas. Así es muy bueno hacer exigencias a
República Dominicana.

La irresponsabilidad prima en torno a la situación
haitiana, mientras, todo empeora. Cada día se vuelve mas fallido ese Estado, si
todavía puede llamársele Estado, nación, país, es un territorio sin leyes ni
reglas. Violaciones, robos, asesinatos, secuestros, forman parte de su día a
día, mientras en los organismos internacionales se discuten situaciones
acomodaticias.

Mientras tanto, Haití va como el cangrejo, dos pasos
adelante y cuatro atrás, y la comunidad internacional asiste impávida a esta
situación, haciendo exigencias, reclamos y cada cosa que se les ocurre a
República Dominicana. Lo cierto es que no se sabe a que apuestan, pero lo que
sí es cierto es algo huele podrido y no en Dinamarca, sino en la ONU, Estados
Unidos y Canadá. Así es muy bueno ser el héroe de la película. Y nosotros…¿qué?




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